jueves, 28 de mayo de 2009

Con un libro y una rosa

5/5/09

Monótono lunes de abril, en el cielo se esculpe la ladera de un barranco, el grisáceo da paso a los pequeños salientes blanquecinos que procuran escapar hacia las zarandeantes ramas de los débiles árboles, gente abrigada por todas partes.
Yo, entre tanto, me mantengo impasible, tras los ventanales herméticos todo es distinto, nada te perturba, la gente pasa páginas de apuntes en la biblioteca pero eso no es emocionante, es tedioso… predecible, todo es así, nada se deja a la mano de la improvisación, nadie tiene nada que decir mientras en mi interior mi corazón empieza a trotar, y yo le dejo, quizá sea interesante al fin y al cabo.
Empezamos él y yo a dibujar mentalmente con un pequeño lapicero casi sin afilar los esbozos de mi soñada realidad, todo comenzó con un musitado “a veces” y quienes me escucharon también comenzaron a soñar…
A veces me gustaría pasear saltando de nube en nube y estar cubierto por un cielo de tierra, observar las cascadas ascendentes de hojas y cobijarme bajo árboles de agua, a veces me gustaría gritar en silencio y ver a los peces volar, susurrar idílicos paisajes al oído de los insectos y espantar de mi almuerzo a las personas… a veces, me gustaría leer rosas de papel y oler libros de pétalos de rosa.

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