jueves, 4 de diciembre de 2014

In a sentimental mood

    Cuando quise darme cuenta estaba en aquel tren, llovía y un profundo gris inundaba hasta el último rincón del vagón, sonaba en mis auriculares el cadente piano de John Coltrane al ritmo del vaivén bajo mi sombrero, eso era, llevaba mi sombrero gris bajo el que camuflaba mis expectativas, debía ser otoño.

Parece que volví años atrás, el metro se asemejaba mas a una montaña rusa de madera entre sucios edificios que el medio de transporte por antonomasia de la gran ciudad, esa madera llena de polvo, sin apenas barniz y corrupta por largos periodos de sol en el pasado, ahora encorchada por la insulsa y eterna llovizna, miraba taciturno a todas las personas que cometían la tropelía de pasar a menos de un metro, iba tras el conductor de aquella pantomima, tras un vidrio lleno de golpes y arañazos.

Bajé, sabía que era mi parada, ya había estado allí antes, paseaba titubeante con la mirada puesta en mis pies, había obras, tierra y cemento por toda partes, las crucé sin miedo, había dejado de llover, de hecho salía un tímido sol primaveral, recordé las razones de mi viaje, dibujé media sonrisa, desperté.