Un rayo te atraviesa todo el cuerpo, aprietas los párpados y ves un oscuro degradado rojo mientras tu mano derecha clava sus uñas alrededor del origen de aquella ácida grieta de tu piel. No puedes moverte, tus piernas no responden mas allá de un tímido titubeo, mientras de nuevo caes al suelo atenazado tu frente se perla de un sudor frío que te hace recuperar un poco el juicio, reúnes todas tus fuerzas, te levantas del suelo y empiezas a ser consciente de lo que es el DOLOR.
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