miércoles, 4 de noviembre de 2009

El sastre

Lunes, un pequeño sastre despierta , acude a su pequeño taller arrinconado, lleno de aperos desordenados, y tras respirar un par de veces en silencio, empieza a confeccionar y a los pocos segundos susurra…


… tres, cuatro, el tic tac incansable del general, el cabo y el soldado encerrados tras ese cristal día y noche, iluminados por la luz tenue que silenciosa se cuela por el ojal de la puerta… un solo hilo de luz necesito para coser el vestido de tu sueño, sin agujas que se te claven, sin colores que destiñan, blanca, pura, y con todo el calor que da el estar pegado a tu piel… mil milímetros oculto de la luz con un beso, respiro y cada ápice olfativo se sumerge en lo más profundo de mi y se clava como dardos formados por afiladas rosas rojas…


…y así terminó un día más de rutinario trabajo. Llega a casa, arranca la hoja del calendario del mes pasado y escribe con el corazón acelerado:

Las palabras no las carga el diablo, las enuncia un loco, las transporta el viento y se las cree un tonto.

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